
¿Sabes esa sensación de llegar a un sitio nuevo y querer sentirlo de verdad desde el primer minuto? Muchos bajan del barco en El Hierro y corren hacia el interior, buscando los bosques de laurisilva o los charcos escondidos. Y hacen bien, ¿eh?, pero se pierden algo importante. Se pierden el primer abrazo de la isla. Te voy a contar el secreto de la playa que te da la bienvenida, la del Puerto de la Estaca, que es mucho más que un simple trozo de arena al lado del muelle.
Lo primero que notas al llegar a El Hierro por mar es el silencio. Incluso el ruido del ferry parece apagarse al atracar. Y ahí mismo, a tu derecha, tienes esta playa. La mayoría la ve como un anexo del puerto, un sitio de paso. Pero para nosotros, los que hemos vivido la isla, es un lugar con alma propia. Es la playa de los recibimientos y las despedidas, donde las familias esperan a los que llegan y dicen adiós a los que se van.
La arena es oscura, de esa que quema de verdad al mediodía y te deja un rastro de purpurina volcánica en la piel. El agua, sin embargo, suele estar tranquila como un plato. La escollera del puerto la protege del mar abierto, así que es uno de los pocos sitios de la isla donde casi siempre te puedes dar un baño largo y tranquilo sin preocuparte de las corrientes. Aquí el ritmo lo marcan los barcos, no las mareas.
Aquí te doy mi opinión sincera. No es la playa más salvaje ni la más bonita de El Hierro, eso te lo digo claro. Para eso ya te llevaré a otros sitios. Pero es, sin duda, la más cómoda y probablemente la más segura para ir con niños.
Un consejo de pescador: los mejores momentos son a primera hora de la mañana, cuando el sol aún no aprieta y solo se oye el murmullo de los barcos preparándose para salir, o al atardecer, cuando la luz se vuelve anaranjada y todo se calma a la espera del ferry de la noche.
Esta no es una playa para buscar la soledad del ermitaño. Es una playa social, conectada a la vida de la isla. Si te sientas en la arena el tiempo suficiente, verás el pulso de El Hierro. Verás llegar el camión con las mercancías, a los pescadores locales remendando sus redes, a los vecinos de Valverde que bajan a darse un baño rápido antes de comer.
No vengas buscando chiringuitos con música a todo volumen. Aquí el plan es otro: un bocadillo de la venta cercana, la toalla en la arena y ver la vida pasar. Si te apetece algo más, acércate a los bares del puerto y pregunta qué pescado tienen del día. No falla. A veces, si tienes suerte, puedes comprarle directamente el pescado a algún barquito que llega a puerto. Más fresco que eso, imposible.
Cuando vengas, fíjate en cómo cambia la playa cuando llega o se va el ferry. Pasa de una quietud casi absoluta a un hormigueo de gente, de abrazos y despedidas. Es en esos momentos cuando entiendes que esta playa no es solo un lugar, es el corazón que bombea gente y vida a la isla.
Más fácil, imposible. Está literalmente pegada al muelle donde atraca el ferry. El aparcamiento es amplio y está a pie de playa, algo que es un lujo en Canarias. No vas a tener ningún problema, vayas a la hora que vayas.
Sinceramente, yo no lo haría. Es perfecta para un baño al llegar, otro antes de irte, o para pasar un par de horas si estás por la zona. Para un día entero, los herreños solemos buscar sitios más apartados como el Charco Azul o La Maceta. Pero como “campamento base” o para un chapuzón rápido, es la mejor.
Sí, en la zona del puerto hay un par de bares y restaurantes de los de toda la vida. No esperes manteles de lino, sino comida casera y pescado fresco. Pregunta siempre por la pesca del día, que es la mejor recomendación que te puedo dar.
Te sorprendería. El puerto de La Estaca no es un puerto industrial gigante, y las corrientes del Atlántico hacen un buen trabajo de limpieza. El agua es transparente y está perfectamente apta para el baño. Yo mismo me he bañado cientos de veces y nunca he tenido problema.
Es de las mejores de El Hierro para ir con los más pequeños. El agua tranquila, el acceso fácil, tener el coche al lado para cualquier cosa… Todo eso da mucha tranquilidad. Es un entorno muy controlado y seguro para que ellos disfruten sin que tú te lleves sustos.
Su carácter. No es una playa salvaje ni está aislada. Su encanto está precisamente en lo contrario: es una playa vivida, funcional, que forma parte del día a día de la isla. Mientras otras playas son para escaparse del mundo, esta es para observarlo.
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